Desde fapmi-ECPAT España nos sumamos a la conmemoración del Día Internacional de la Niña y recordamos el peso de la desigualdad de género en la problemática de la violencia hacia la infancia y la adolescencia.
Algunas formas de violencia hacia las personas menores de edad constituyen en sí mismas formas de violencia contra la mujer por razones de género, ya que se dan contra una mujer o una niña por el hecho de serlo, y porque, además, les afectan de manera desproporcionada.
Diferentes estadísticas que se manejan a nivel internacional y regional ponen de manifiesto el alto porcentaje de mujeres y niñas víctimas de problemáticas como la trata o algunas violencias sexuales en comparación con los hombres y niños varones. A ello se le suma que el ritmo al que las niñas son sometidas a situaciones de violencia extrema en comparación con los hombres o las personas adultas es tres veces mayor.
Encontramos una serie de factores estructurales que pueden explicar esta desproporción y que tienen que ver fundamentalmente con el papel que juegan las desigualdades de género.
Cabe tener en cuenta el sistema de organización social actual, que perpetúa los modelos de desigualdad por razón de género y permite la devaluación de mujeres y niñas con carácter general, la feminización de la pobreza o la desigualdad en la educación, la formación o el acceso ámbito laboral.
En muchos casos las víctimas tienen una situación de partida de una gran vulnerabilidad. Muchas de ellas proceden de contextos en los que, por el hecho de ser mujeres, sufren una gran discriminación y violencia, tanto física como psicológica y sexual. Esta situación se agrava si además se suman otros factores como la falta de recursos de las familias de las cuales proceden, no haber podido acceder a la educación o la formación profesional, si presentan alguna discapacidad o si sufren alguna situación de persecución por motivos de etnia, religión, género u opiniones políticas, entre otros factores.
Combatir la brecha de género, por tanto, se define como un punto clave para acabar con la problemática de la violencia hacia la infancia y la adolescencia. Abogar por el acceso a la formación, una educación en igualdad o la equidad de oportunidades son pasos importantes para el desarrollo de una sociedad equitativa y libre de violencia para niños, niñas y adolescentes.