Nos unimos a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo. Fue en 1975, durante el Año Internacional de la Mujer y tras años de lucha, cuando Naciones Unidas establecieron la efeméride.
En 2024, Naciones Unidas dedica la conmemoración de este día a reivindicar la inversión en las mujeres y las niñas como forma de acelerar en el progreso. Así, ONU Mujeres, señala que “garantizar los derechos de las mujeres y las niñas en todos los ámbitos de la vida es la única forma de asegurar el desarrollo sostenible”.
De esta forma, señalan cinco áreas clave que necesitan una acción conjunta:
- invertir en las mujeres
- acabar con la pobreza
- poner en marcha un financiamiento transformador para la igualdad de género
- avanzar hacia el desarrollo sostenible y una sociedad del cuidado
- apoyar los feminismos que impulsan el cambio
Siendo conscientes de que en todos los ámbitos de la vida sigue existiendo desigualdad de género, desde fapmi-ECPAT España queremos resaltar esa cuarta área clave: el desarrollo de una sociedad del cuidado.
Mujeres y niñas cuidadoras
Según ONU Mujeres, los impactos de las crisis (climática, de conflictos armados, etc.) no son neutrales en cuanto al género. Distintas circunstancias actuales están provocando una mayor demanda de trabajos de cuidados, que recaen sobre mujeres y niñas: ellas son las que asumen el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
En este sentido, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Número 5 hace referencia a lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
En concreto, el punto 5.4. destaca la necesidad de reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.
Según Estrategia 2030, las mujeres en España destinan más del doble del tiempo que los hombres a tareas vinculadas con el hogar y la familia. La idea de la mujer-cuidadora sigue estando muy arraigada en la sociedad, a pesar de los avances alcanzados en términos de igualdad.
Seguir poniendo en las mujeres y niñas el peso del cuidado doméstico y de las personas dependientes, lo cual es un trabajo no remunerado, contribuye a acentuar la desigualdad, dado que son las mujeres y niñas las que adaptan (y, a veces, sacrifican) su vida laboral y personal y, por tanto, sus oportunidades de crecimiento y felicidad.