El pasado 2 de junio, el Congreso de los Diputados acogía la VII Jornada Parlamentaria ‘Propuestas resultado de procesos de participación infantil y adolescente presentadas por niños, niñas y adolescentes de consejos y colectivo de participación’, organizada por la Plataforma de Infancia y UNICEF España.

Fapmi-ECPAT España acudió al evento, durante el cual personas de entre 11 y 17 años pertenecientes a entidades, plataformas y consejos de participación de España transmitieron propuestas y preocupaciones a los diputados y diputadas presentes.

La jornada contó con la presencia de diputados del grupo parlamentario de PSOE, Partido Popular y VOX. El compromiso fue el de elevar las preocupaciones y propuestas presentadas a la comisión.

Los temas tratados durante el evento fueron: tecnologías de la información y la comunicación, educación, salud mental, protección frente a la violencia. participación infantil, migración, acción climática y pobreza.

Tecnologías de la información y la comunicación

Niños, niñas y adolescentes describieron tres preocupaciones principales: privacidad, desinformación y violencia. Las personas menores de edad sufren inseguridad, miedo, violencia y discriminación en internet.

No saben cómo se gestionan sus datos y entienden su privacidad como inexistente una vez pisan la red. La huella digital cada vez se hace más grande.

Además, por culpa de las redes perciben una presión social constante por encajar en unos estándares determinados a edades cada más tempranas y expresaron su preocupación por la desigualdad en el acceso a internet.

Las personas menores de edad participantes indicaron que perciben la preocupación social que existe sobre estas problemáticas, pero no ven un cambio.

Quieren practicar un uso responsable de internet, aprender a usar el entorno digital de una manera responsable. En relación a ello, les preocupa el el uso excesivo de los dispositivos.  Son niños, niñas y adolescentes quienes están sufriendo el problema, pero no pueden ser quienes busquen la solución. Quieren que se les eduque y proteja en el entorno digital.

De esta forma, el 40 % de las personas menores de edad han sufrido acoso y recibido mensajes de odio y un 60 % ha sufrido violencia sexual. Por otro lado, el 34 % está expuesto y expuesta a noticias falsas y bulos, lo cual es una forma más de violencia que les afecta directamente.

También indican que están cansados y candadas de que los meta en un lugar distal para proteger su privacidad porque no se sabe de qué otra forma hacerlo.

Las personas menores de edad participantes quieren un compromiso que lleve a entender las necesidades reales de la infancia y la adolescencia y que se les reconozca la importancia que requieren. Exigen respeto y protección. Merecen un entorno digital seguro ahora. Exigen que las plataformas actúen con responsabilidad, que el Estado actúe con normas claras y se eduque a los jóvenes para que puedan defenderse.

Proteger a la infancia en internet no es solo una obligación, sino una cuestión de justicia y de derechos humanos.

Educación

Las personas menores de edad participantes exigen una educación de calidad donde todos y todas tengan el mismo derecho a aprender para la construcción de una sociedad más justa. En este sentido, señalan situaciones como familias que no pueden comprar material para la escuela o no disponen de conexión a internet.

La educación es la mejor manera de acabar con las desigualdades como la exclusión, el acoso escolar o abandono de los estudios. Uno de los objetivos señalados es asegurar que nadie acabe el colegio antes de tiempo, garantizado una educación de calidad a la que puedan acceder todo el mundo. Que todos los niños y todas las niñas tengan las mismas oportunidades de aprender.

Señalan que existen diferentes necesidades, por lo que es importante la atención adaptada en los colegios para que nadie se quede atrás. Aunque algunos centros son inclusivos, todavía hay algunos que no tienen las infraestructuras adaptadas a personas con movilidad reducida o necesidades educativas especiales.

Reclaman ayudas económicas relacionadas con educación y para familias con una persona menor de edad a cargo con alguna discapacidad.

Por otro lado, señalan que existe desequilibrio entre sus responsabilidades, especialmente, tareas escolares, y actividades de ocio y tiempo libre. El ritmo estresante de vida complica el disfrute del derecho al juego y al descanso. Necesitan más tiempo para disfrutar.

Por último, chicas y chicos han señalado que muchos centros siguen utilizando la metodología clásica y es necesario incluir formas de aprendizaje donde el alumnado tenga más protagonismo, que promuevan la motivación con equilibrio entre el aprendizaje y las áreas que lo impulsan, con más materias prácticas que incluyan contenidos más interesantes en función a las etapas educativas. En este sentido, esperan que las TIC se introduzcan en las aulas a modo de ayuda y que puedan contar con espacios de diálogo y comunicación para evitar situaciones de violencia.

Salud mental

La salud mental es fundamental en esta etapa de desarrollo, ya que se consolidan nuestras habilidades sociales, emocionales y cognitivas que afectan a nuestro bienestar. Es importante identificar y abordar problemas de forma temprana para evitar otros a largo plazo.

Según el barómetro de opinión presentado, cuatro de cada diez personas menores de edad manifiestan un problema de salud mental, siendo la tercera causa de mortalidad entre adolescentes.

Todas las personas menores de edad pueden ver afectada su salud mental. La violencia, también la sexual, la exposición a/en las redes sociales o el acoso escolar son situaciones que aumentan el riesgo de padecer trastornos mentales, que pueden llevar a la discriminación, exclusión social, dificultades educativas, salud física y violaciones de los derechos humanos. Además, ser víctimas de estigmatización puede dificultar pedir ayuda y favorecer que caigan en conductas de riesgo.

Por ello, quieren contar con un entorno seguro en familias escuelas y entorno.

Una de las claves para cumplir ese objetivo es el aumento del número de profesionales dedicados a la salud mental en los servicios de atención primaria y especializada, sobre todo servicios de atención mental infanto-juvenil, así como que se agilicen las consultas, especialmente los tiempos de espera. A ello se suma el desarrollo de programas de atención y detección temprana, asegurando junto a las familias que puedan recibir atención temprana antes de que los problemas se hagan más grandes; que existan programas y formación para familias y tutores para que puedan tener las herramientas necesarias para generar entornos seguros y saludables, y que en los centros educativos exista la figura del coordinador o coordinadora de bienestar como pilar clave para la promoción de la salud mental. Además, quieren contar con los suficientes orientadores y orientadoras (dado que en muchos centros ni siquiera existe esta figura, con la cual pueden hablar y obtener apoyo e información). También solicitan que en los colegios e institutos existan programas de aprendizaje emocional que les ofrezcan herramientas para prevenir y detectar el malestar emocional.

En relación a ello, chicas y chicos participantes exigen que se les asegure la participación en las campañas de concienciación de la salud mental, así como que las plataformas digitales establezcan controles de edad, pautas de uso y los y las protejan ante contenidos inadecuados y contactos dañinos.

Niñas, niños y adolescentes consideran la salud mental como una prioridad en la agenda pública, ya que es un problema de toda la ciudadanía y solo entendiéndolo de esta forma se podrá asegurar el bienestar de la infancia y la adolescencia.

Participación infantil

Las personas menores de edad son parte de la ciudadanía y quieren mejorar sus vidas. Para ello, tienen ideas y propuestas que quieren compartir. La participación las hace visibles y se sienten bien y valoradas. La participación promueve la igualdad y por tanto la inclusión y la justicia.

Chicos y chicas participantes opinan se tiene que mejorar la participación de la infancia y la adolescencia: que no solo los y las escuchen, sino que faciliten respuesta o soluciones. Por ejemplo, han solicitado otro día de reunión para que se les ofrezcan respuestas a lo presentado en el evento

Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a participar en las decisiones que les afectan y que pueden tener un impacto en sus vidas y entorno. Esto se puede dar de distintas formas, por ejemplo, creando grupos y espacios estables donde puedan reunirse (grupos, asambleas, etc.) y donde no se sientan juzgados ni juzgadas. En relación a ello señalan que las personas menores de edad no se pueden asociar, lo tiene que hacer una persona adulta.

Por último, señalan que la Comisión de los Derechos del Niño debería conocerse más y que es fundamental que las personas menores de edad la estudien en la escuela, el lugar donde más tiempo pasa la infancia.

Proponen dedicar presupuesto a hacer una campaña para que niños, niñas y adolescentes conozcan sus derechos.

Protección frente a la violencia

Las personas menores de edad son víctimas, no culpables. En relación a ello, han recordado el VIII Encuentro de participación infantil y adolescente que ha tenido lugar en Bilbao el pasado enero, en el cual se reunieron 180 personas menores de edad para tratar el tema de la violencia infantil y su aumento en los últimos años.

A raíz de este encuentro y se diseñó un circuito de protección que incluía una persona adulta de confianza, confidente, con empatía y seguridad en ella misma, sincera, comprensiva, accesible y que sabe dar importancia a las emociones.

Creen que las claves están en conocer los tipos de violencia, crear espacios seguros, la protección internacional y el circuito de protección. Proponen actuar desde la educación con terapias, charlas y personal preparado. Reclaman salud mental publica y servicios de denuncia accesible.

A la hora de erradicar la violencia hacia la infancia y la adolescencia, señalan que es de mucha ayuda saber detectarla. Creen que empatizar y no juzgar a la persona cuando nos lo cuente es importante, hacerle sentir segura para que lo cuente. Tratarlo en un grupo para que se sienta respaldado.

Piden espacios seguros y que todo sea lo más seguro posible: centros educativos, casas, hospitales. En relación a los centros educativos, solicitan más vigilancia, más psicólogos, más seguridad para que sea más fácil contar lo que ven, así como herramientas de concienciación.

En cuanto a la protección a nivel internacional. Según UNICEF, una de cada seis personas menores de edad en el mundo vive en zonas de conflicto. Escuchar a la infancia potencia la estrategia sobre bienestar infantil para que otros países sigan el mismo ejemplo. Señalan que contactar con entidades sociales que trabajan protegiendo a la infancia es útil para que activen sus protocolos.

Migración

En España hay niños, niñas y adolescentes viviendo en asentamientos sin agua ni luz, con los problemas que ello acarrea para su salud mental y física. Se contabilizan:

  • 150 000 personas menores de edad en situación irregular
  • 1200 personas menores de edad migrantes sin familias ni acompañantes
  • Solo las Islas Canarias: 5500 niños, niñas y adolescentes están solos y solas.

Chicas y chicos participantes se han preguntado desde cuándo se miden los derechos de las personas menores de edad según su país de nacimiento y qué amenaza representa un niño de 12 años que solo quiere ir a la escuela y jugar en paz.

Han pedido que cuando se hable de infancia, se haga de toda la infancia. Para ello, proponen:

  • que todas las personas menores de edad sean acogidas con dignidad, acompañadas psicológicamente y atendidas de forma adecuada desde el primer momento.
  • que si el sistema se satura se garantice el traslado a otras Comunidades Autónomas en tres meses, porque el tiempo, cuando eres menor de edad, duele mucho mas
  • que se refuercen los servicios de salud mental, dado que “huir de la guerra, el hambre o el rechazo deja heridas que no se ven”.
  • que se luche desde las instituciones contra la discriminación que nace desde dentro.
  • que niñas, niños y adolescentes puedan participar, porque “una persona menor de edad escuchada es una persona que puede cambiar el mundo”.

Han destacado, por último, que estas cuestiones no son ideológicas, sino que son derechos, humanidad y dignidad. Los niños, niñas adolescentes que reciben ayuda, apoyo y protección serán los ciudadanos que ayuden a construir nuestra sociedad mañana.

Acción climática

Las personas menores de edad pasan mucho tiempo en centros educativos que deberían estar dotados de energías renovables y plantas naturales para mejorar el aire. Por ello solicitan un plan de rehabilitación para las escuelas e institutos.

El art 29 e sobre la Convención de los Derechos del Niño cita la inculcación del respeto por el medio ambiente natural. Por ello, proponen una materia troncal de sistemas ambientales que englobe biología, medio ambiente y saber tradicional.

Chicos y chicas participantes han manifestado su miedo a los desastres naturales y han explicado que están elaborando un documento sobre cómo actuar antes, durante y después de una inundación.

Por último, han señado que 30 % de los y las jóvenes tienen alergia al polen, según Sanidad. Por ello, es rutina de tomar antihistamínico antes de salir al parque porque la vegetación es inadecuada. Proponen la consulta de catálogos de especies autóctonas para jardines públicos y privados y crear mecanismos para sustituir especies invasoras. De esta forma, se puede combatir la incapacidad de reconocer errores e ir hacia un destino más natural y saludable.

Pobreza

Para ellos y ellas, la pobreza no se centra solo en lo económico, engloba también el crecer con miedo, la falta de oportunidades, la desigualdad entre familias o por tu entorno o no poder estudiar/hacer lo que les gusta por falta de becas o ayudas.

Señalan que la educación, que debería ser un derecho garantizado, es una suerte y un privilegio. Y no solo en cuanto a la educación:  también hay cuestiones como el ocio y las listas de espera para acceder a centros de ocio.

Hablan de la necesidad de invertir en centros de prevención en los barrios, en espacios más espacios seguros, gratuitos y accesibles, donde niños, niñas y adolescentes tengan voz y sean protagonistas. Donde se puedan expresar.

Chicas y chicos señalan que les preocupa la pobreza alimentaria y las largas colas de familias en los centros de ayuda. En relación a ello, han comentado las dificultades administrativas con las que se encuentran muchas familias a la hora de pedir ayudas. Piden que se garantice que sus necesidades básicas sean realmente cubiertas: ropa, calefacción, luz, comida, vivienda, etc. que se les asegure una vida, y no tengan que sortear obstáculos, ni pasarse la vida en lista de espera para sobrevivir.

En relación a ello, también han recordado la necesidad de la conciliación y poder pasar tiempo con sus padres y madres.